Cap.9: Mascarada.
Estuve todas las horas de clase pensando en la respuesta que le daría a Caleb, sabía que él esperaba un sí y de hecho mi mente deseaba con todas sus fuerzas darle un sí, pero mi corazón quería un No, me molestaba que hubiese recurrido a Stefan había sido un tramposo, ambos lo eran pero ya me las pagaran – pensé. Pero la realidad era otra, yo no quería ir con Caleb quería ir con William o con mi ángel pensé dando un suspiro, deseche rápidamente ese pensamiento ¿Qué me ocurría? ¿Por qué vino ese chico a mi mente así de repente?

Salí de clases directo a la plazoleta había quedado de verme ahí con Caleb asique tal vez estaría esperándome, no podría demorarme demasiado porque Eloana y Florencia me ayudarían a comprar un vestido, ellas también debían encontrar el suyo. Llegue con la respiración a flor de piel, pero él no estaba. Me senté en el pasto a esperarlo.

-Hola – susurraron detrás de mí.

Me gire bruscamente pensando quien era porque estaba segura de que Caleb no era. Y ahí estaba mi diabólico y endemoniado ángel. Rogaba en mi interior para que alguien llegara a sacarme de mis delirios, porque realmente debían ser delirios los que tenía, no podía ser real aquel chico.

-¿Qué haces aquí? ¿Acaso me estas siguiendo? – dije con la voz al borde de la histeria.

-No, solo vengo a disculparme… sabia que te podría encontrar por aquí asique decidí venir a ofrecer mis más sentidas disculpas por haberte asustado.

¿Qué estaba pasando? ¿Aquel chico había ido a buscarme para ofrecer disculpas? Ahora sí que debían ser verdaderas alucinaciones, realmente estaba volviéndome loca.

-No juegues de nuevo conmigo, lo que sea que estés haciendo por favor déjalo ya. Todo el mundo me creerá loca, peor aún ahora que te estás apareciendo por todas partes.

-¿Crees que soy una aparición? – dijo en tono triste.

-Claro que lo eres. Como no vas a serlo si soy la única que puede verte- dije con pesar en mi voz.

-Lamento causarte tanto pesar Leticia.

Me miro entristecido y pude ver por fin esos hermosos ojos verdes con un sentimiento real, no un sentimiento de suficiencia o burla, sino que realmente sentía tristeza. Me encantaba la forma en que mi nombre sonaba en su voz, es mas quería que siguiera diciéndolo por toda la eternidad, sus labios color rojo amaranto eran perfectos se veían tan dulces y embriagadores, aquellos mechones de pelo que caían desordenados en su rostro, las pestañas largas, su piel que parecía de terciopelo. Mi autocontrol se encontraba hecho añicos, había olvidado lo hermoso que era ese ser, lo perfecto y misterioso que era; por sobretodo había olvidado el deseo que tenia de mantenerlo cerca, las ganas de que me rodeara con sus brazos, que me besara.

-Debo irme, nos volveremos a ver pequeña aunque tenga que quedarme sin alma – río de forma sarcástica.

No me dio ni siquiera tiempo de preguntar su nombre cuando ya había desaparecido como si la tierra se lo hubiese tragado. Mi corazón se aprisionaba, quería volver a verle como la primera vez que lo había visto en mis sueños, haría cualquier cosa por tenerlo cerca, esa sensación de desesperación era nueva para mi, jamás la había sentido antes y esto realmente me asustaba.

Me quede tumbada pensando miles de tonterías cuando alguien me hablo y por fin fui capaz de volver a la realidad.

-¿Leticia? Que haces ahí tirada en el pasto.

-Oh Caleb, no me había dado cuenta que habías llegado. Te estoy esperando desde hace bastante
–dije en tono de reprimenda.

-Lo siento es que el Sr. Lerner nos llamo a todos para ayudar a las chicas a llevar las cajas con la decoración del baile al gimnasio – dijo apenado.

-Okey no te preocupes, de todas formas ya estoy retrasada…

-¿Para qué? –interrumpió.

-Pues para escoger mi vestido o ¿quieres que me aparezca desnuda en el baile?

Él sonrió avergonzado. Entonces dijo:

-¿Eso quiere decir que vendrás conmigo?

-Claro que sí – le sonreí y le di un fuerte abrazo- pero si no llego antes de las 6 a casa las chicas me mataran, les prometí que llegaría temprano para reunirnos fuera de mi casa e ir a comprar los vestidos.

-¿Te puedo acompañar?

-¡Claro que no! Se supone que será una sorpresa.

-Okey creo que tendré que aguantarme hasta la próxima puesta de sol – dijo guiñándome un ojo.

Yo solo sonreí y me marche rápido a casa, las chicas ya deberían estar ahí desde hace rato. Y así fue, ahí fuera estaba Florencia y Eloana conversando animadamente quizás de chicos, vestidos, peinados y otros temas, mientras que yo no podía ni siquiera concentrarme en hablarles debido a mi fugaz encuentro con mi ángel misterioso. No podía dejar de visualizarlo en mi mente una extraña fuerza se aferraba a su recuerdo, como si le necesitase para respirar.

-Hola chicas, lamento el retraso pero…

-Nada de peros mejor si nos vamos rápido para comprar vestidos miren que el baile es mañana – dijo Florencia.

-Bueno a mi me encanta hacer compras de último minuto - soltó Eloana con una sonrisa.

-Okey vamos en mi auto, agradezcan que mi padre me lo presto.

Nos subimos al carro del papá de Florencia y nos dirigimos al centro de la ciudad ahí podríamos encontrar más de algún vestido entre tantas boutiques. Las chicas hablaban de cómo querían sus respectivos vestidos y de los accesorios que podrían usar podía oír todo eso pero a lo lejos, mi mente estaba fuera de ese ambiente se encontraba lejos pensando en aquel chico que había ido a pedirme disculpas por haberme asustado el otro día, en realidad yo lo odiaba desde aquel día que apareció con sus estúpidas ocurrencias pero ahora solo sentía compasión, pena por haber visto esos lindos ojos verdes llenos de culpabilidad. Cuando llegamos a la primera tienda trate de concentrarme solo en los vestidos para poder olvidar todo lo que ese chico me recordaba y hacía sentir.

Y empezamos la cacería de vestidos habían unos muy bonitos de color rosa pastel, verde limón, fucsia, negro, rojo, azul, largos, cortos, plisados, englobados de todas las formas y cortes posibles. Florencia se probó alrededor de 10 vestidos de diferentes colores hasta que por fin escogió uno de color rosa pastel, largo sin tirantes y con pedrería en la cintura. Le quedaba fabuloso, pero la verdad es que ambas nos vimos opacadas cuando Eloana salió a mostrarnos como se veía con el único vestido que se iba a probar, realmente parecía una diosa, era largo muy ceñido al cuerpo de color negro y pedrería plateada por todo el borde del busto de unos tirantes muy finos.

-WOW si que te ves fabulosa Eloana – dijo Florencia.

-Tú también Florencia, ese vestido te queda magnifico… creo que me llevare este ¿tú qué opinas Leticia?

-Pues me han encantado los dos vestidos, ambas se ven preciosas – conteste sinceramente.

-¿Tú cual has elegido? – preguntaron ambas.

-Pues no lo sé chicas, la verdad no me gusta ninguno de los que me he probado.

-Bueno no te preocupes, podemos ir a otra tienda y comprar uno muy lindo para ti – hablo
Eloana – ah y debemos comprar los zapatos y las mascaras.

-¿Mascaras? – pregunte.

-Claro, ¿Qué no sabías que la fiesta era una mascarada? – dijo flo.

-No, la verdad no tenía ni la menor idea.

Y era cierto, había estado tan absorta en mi misma que ni siquiera me había fijado que este baile seria con mascaras, de hecho no importaba mucho realmente pero me sorprendí de mi misma al ver que había olvidado por completo todo lo que ocurría en la escuela.

Eloana y Florencia tomaron los respectivos vestidos y fueron a pagarlos, salimos de la tienda directamente a otra que se hallaba al frente no era tan glamorosa como la primera pero quizás allí podría encontrar algún lindo y sencillo vestido. Entramos y al ver que no había nadie nos dirigimos rápidamente a la salida, entonces justo cuando procedíamos a irnos apareció una mujer de la nada dándonos un gran susto.

-Hola ¿Puedo ayudarlas en algo?

Las chicas me miraron para que hablara, pero aun estaba un poco exaltada para pronunciar palabras, aquella mujer era muy imponente. Eloana hablo por mí.

-Bueno la verdad sí, quisiéramos encontrar un vestido adecuado para la señorita – me dirigió una mirada mientras hablaba.

-Oh, claro creo que aquí podrían encontrar unos cuantos. Han venido bastantes chicas para comprar vestidos para el baile, tal vez encuentres uno que te guste- hablo la mujer en tono amable.

La vendedora nos dirigió a una parte especial donde se encontraban todos los vestidos de gala, tal como en la otra tienda había cientos de vestidos de diferentes colores y formas. Esto tomara una eternidad –pensé. Mi cara de pesimismo se noto demasiado.

-¡Oh vamos Leticia! Ya verás como encuentras algún vestido – dijo Florencia.

-Sí pero esto tomara horas además faltan los zapatos y las mascaras.

-Toma pruébate estos por mientras- dijo Eloana pasándome un montón de vestidos de diferentes colores.

Empecé a probármelos uno por uno, salía a modelarles cada vestido a las chicas – muy corto, no muy largo, demasiado escotado, horrible- fueron algunas de las criticas que me dieron.

Realmente de todos los vestidos que me probé no quedaba ni uno solo que pudiera decir que me gustara, esto era frustrante jamás me había preocupado tanto por el vestido para un baile, de hecho siempre compraba el primero que veía y si me quedaba bien lo llevaba. Cuando me había dado por vencida llego la vendedora con una bolsa de ropa en sus manos.

-Creo que este es el indicado para ti, lo estaba guardando para alguien que realmente lo necesitase – dijo la amable señora abriendo el cierre de la bolsa y sacando un magnifico vestido
color perla.

Era realmente hermoso, con encajes de color perla en el corsé, tenia diminutos brillos alrededor del corsé, una falda estilo medieval que caí en ligeros pliegues. El corsé tenía dos tirantes simulando unas mangas de hombro caídos, eran hechas de un genero transparente de color Gris perla. En la parte de atrás llevaba cordones de color plateado para apretar el corsé. La vendedora me lo tendió para que pudiera probármelo, Salí disparada al probador y me lo puse con mucho cuidado. Cuando estaba lista me mire en el espejo y apenas podía reconocerme, realmente me sentaba bien el vestido, me sentía como una verdadera doncella, me apresure a mostrárselo a las chicas y ellas me miraron con la boca abierta.

-Perfecta, te ves perfecta Leticia – dijo Florencia.

-Toda una princesa de época – dijo Eloana.

-¿Deberás? ¿No es muy anticuado? – pregunte.

-¡Claro que no! Es perfecto para la mascarada a Will… lo siento –dijo Florencia.

-No te preocupes Flo se que no quisiste decir eso.

Eloana nos miraba a ambas con tristeza, no sabía el porqué pero no quise preguntárselo. Seguí dando vueltas con mi vestido, me sentía guapa y nadie arruinaría aquel momento, ni siquiera el pensar en William, ni en mi ángel. Suspire.

-Bueno creo que podríamos comprar los zapatos aquí ¿No? – dijo Eloana al ver la sección de zapatos de gala que estaba a unos metros de la de los vestidos.

Nos probamos millones de zapatos, reímos y jugueteamos entre nosotras. Me lo estaba pasando súper con las chicas, Florencia fiel a su tono de vestido escogió unos zapatos de color rosa metalizados, Eloana escogió unas lindas zapatillas de taco aguja de color negras, mientras que yo escogí unas de color plateada con un taco regular, a pesar de que Caleb era lo bastante alto para mi, si escogía unos zapatos de taco como el de Florencia o Eloana quizás me vería más alta de lo que ya era. Pagamos nuestras compras y la vendedora nos deseo suerte, Florencia salió disparada a la tienda de accesorios donde podríamos encontrar las mascaras pero Eloana la detuvo.

-Florencia vamos a casa, ahí tengo algo que darles, créanme no se arrepentirán – dijo Eloana riendo.

Cuando llegamos a casa de Eloana todo estaba en una dulce quietud, eran alrededor de las 8 de la noche asique subimos directamente a su cuarto ni siquiera volteamos a saludar a los chicos cuando los vimos en el salón. Eloana se dirigió rápidamente a su armario saco un cofre de color rosa pastel con incrustaciones de plata en la parte superior, lo puso sobre la cama y saco miles de mini tesoros cada accesorio era único y especial, podía darme cuenta de que aquellas delicadas piezas no tendrían una gemela, eran únicas. Primero se dirigió a Florencia entregándole una máscara de color negro con unos brillos a su alrededor de colores rosa y plateados estos combinaban perfectamente con su vestido para el baile, también le dio un collar de perlas con sus respectivos aros, eran fabulosos.

-¡Gracias Eloana! Son unas perfectas perlas de imitación.

-¡Como crees que te daría perlas de imitación! Son reales y es mi obsequio para ti – dijo ella sonriente.

A Florencia y a mí se nos callo la cara al piso del asombro que ambas demostramos, Eloana le había regalado perlas carísimas a Florencia ella sí que era genial ninguna persona haría eso - al menos ninguna persona cuerda – pensé. Recordé cuando mi madre le prestó a Emilia sus pendientes de perla, casi se murió mi madre cuando supo que los había perdido, aquellos eran un regalo de bodas.

-¡Gracias Eloana eres un SOL! – salto Florencia a sus brazos.

-De nada y bueno pues ahora es el turno de Leticia, ni creas que te irás con las manos vacías – dijo mientras sacaba un cofre de color bronce.

-Eloana muchas gracias pero de verdad no es necesario.

-Claro que sí, no seas tonta además quiero hacerlo.

Me dedico una cálida sonrisa de esas que me recordaban tanto a William – Oh William – pensé y pegue un suspiro. Rápidamente dirigí la mirada a lo que Eloana estaba sacando del cofre, primero unos lindos aros de perlas me los paso para que los pudiera ver bien, luego una hermosa mascara del color de mi vestido con unos pequeños brillos de color plateado por todo el borde y por ultimo lo más hermoso que había visto, era una pieza única, delicada y perfecta, parecía irreal; era un hermoso adorno para el cabello en forma de Orquídea de color plata.

-Es hermoso, perfecto. No sé si lo sabías Eloana pero amo las orquídeas.

-Por eso te lo doy, además es una pieza única, es especial y delicada como tú. Está hecha de plata envejecida – hablo sonriéndome.

Parecía una boba, no podía dejar de ver aquel hermoso adorno lo tocaba una y otra vez con miedo de que de un momento a otro fuese a desaparecer. Tanto Florencia y yo estábamos sorprendidas por el hermoso detalle de aquella magnifica chica, de tan solo 15 años.

-¿De veras no te importa darnos estas cosas? – pregunte a Eloana cuando estábamos solas, debido a que Florencia se había ido a ver a Stefan.

-No, de hecho las tenía guardadas desde hace mucho y sé que ustedes les darán mejor uso que yo.

-Gracias de verdad nunca antes me habían hecho un regalo tan bonito –admití.

Después de eso bajamos juntas para yo irme a casa, se hacía tarde y como Florencia se quedaría un rato mas con los chicos preferí irme para no asustar a mamá, además había pasado la noche anterior durmiendo fuera asique lo mejor sería que diera señales de vida en mi casa. Al despedirme y salir al jardín de la casa me fije de nuevo en una de las ventanas, de hecho la misma que hace un día atrás se encontraba con la luz apagada inmediatamente cuando yo había llegado, ahora era igual, la tenue luz que alumbraba aquel cuarto se apago de golpe, podía sentí que entre las cortinas alguien me observaba. Camine rápido a casa, cuando al fin llegue entre y salude a mis padres, hablamos un poco de las actividades que realice en el día, les mostré mi magnifico vestido y después me fui a dormir. Antes de cerrar mis ojos me asegure de que no hubiese nada extraño en mi cuarto, a pesar de que Baltasar fue durante el día a inspeccionar la casa quería asegurarme por mi misma que no se encontraba ninguna sombra rara.

Mi sueño fue pasivo; hace cinco minutos atrás había sonado el despertador, sabía que tendría que ir a clases aunque solo fuera por medio día ya que a la tarde no tendríamos clases debido al baile. Me duche y arregle, la mañana seria aburrida quizás ni siquiera tendríamos clases. Cuando llegue al instituto llevaba 15 minutos de retraso y todos los alumnos de distintos años estaban fuera cotilleando acerca del gran evento de esta noche.

-¡Leticia, Leticia! Por acá Leticia - me llamaba una chica, era Florencia.

-Hola chicos, perdón no los he visto.

-No te preocupes si acabamos de llegar.

-¿Porque llegaste tan tarde?- pregunto Stefan.

-Me quede dormida solo eso ¿Por qué no ha entrado nadie a clases?

-Creo que la mayoría de los profesores están en consejo por lo del baile y no tendremos demasiado que hacer – contesto Stefan.

-Ah pues mejor me voy a mi casa ¿oye y los demás?

Me parecía extraño que no estuviera ni Eloana, Baltasar, Caleb y William.

-Eloana y Baltasar se han quedado en casa, Caleb aun no ha llegado y William esta por ahí – hablo Stefan apuntando a un grupo de chicos de ultimo año.

-Ah pues qué bien. Bueno lo mejor será que me vaya además tengo que ordenar mi cuarto antes de salir de casa hoy en la noche.

-Okey nos vemos a las 9 recuerda que pasaremos por ti – recordó Stefan.

Solo asentí y me gire, me fui a casa para tumbarme de nuevo en mi cuarto puse el estéreo a todo volumen y me olvide del mundo por unas horas, cuando mi estomago empezó a rugir baje a la cocina por algo de comer, vi una ensalada, tenía nervios por el baile de hoy no sabía porque pero los tenia asique mejor comería algo liviano. Me volví a encerrar en el cuarto y dormí un rato hasta que fuese la hora para empezar a arreglarme para el dichoso baile, eran las 7:30 y los chicos pasarían por mí a las 9 asique estaba bien. Tome una refrescante ducha después me bañe en loción con olor a fresas, me puse el vestido lentamente para no tirar de alguna de las costuras ahora el rollo seria como peinarme porque mi cabello estaba hecho un desastre, decidí que lo mejor sería empezar por un poco de maquillaje asique convine colores plateados con unos perlas formando un degrade en mis ojos, puse rímel, me delinee los ojos de color negro, por ultimo aplique el brillo labial, me puse el collar de mi abuela y las perlas que me regalo Eloana. Ahora faltaba mi cabello, no sabía si alisarlo o hacerme rizos, si llevarlo tomado o suelto, en estos momentos me hubiese gustado que estuviese Emilia ella sabría cómo arreglar mi cabello, de hecho ella era la que me asesoraba cuando necesitaba ayuda, debía reconocer que la extrañaba por muy alejadas que estuviésemos la extrañaba. Suspire, empecé a desenredar mi cabello me hice unos bucles y alise mi flequillo luego con unas simples trabas de color negro tome del lado derecho unos mechones de pelo y los agarre a la nuca para poder mantener firme el adorno de orquídea que me regalo Eloana. Estaba lista parecía una princesa sacada de un sueño, de mi propio sueño. Reí tontamente y baje las escaleras para modelarles a mis padres el atuendo completo.

-Te ves hermosa – dijo mi madre entre lágrimas.

-Una verdadera princesa, mi pequeña princesa se está convirtiendo en una reina –dijo papá.

Mientras me abrazaban y lloraban de emoción sentí que tocaban el timbre asique nos separamos rápido y fui a abrir; ahí estaba Caleb parado frente a mí con sus lindos ojos azules sonriendo como un bobo cuando me vio esto también me hiso reír a mí.

-Lista para irnos princesita – dijo

-Claro joven.

-Prometo que cuidare de ella – hablo Caleb dirigiéndose a mis padres. Ellos solo asintieron.

Nos montamos a una gran limosina blanca que estaba fuera de mi casa, me quede con la boca abierta porque pensé que iríamos todos en el auto de los chicos pero en realidad iríamos todos en la gran limosina. Caleb abrió la puerta para mí, entre y ahí pude ver a todos juntos a Stefan con Florencia que perecían unos actores de cine, Eloana y Baltasar (ellos irían juntos porque Eloana había rechazado a los demás chicos que la habían invitado) entonces en una esquina vi a William y el estaba riendo a carcajadas con una chica de pelo rubio, tan plástica como siempre, era Samanta mi rostro se descompuso inmediatamente y unas lagrimas delatoras trataron de caer de mis ojos, me puse inmediatamente la máscara para que no rebelara mi tristeza. Eloana fue la única que se dio cuenta y apretó mi mano fuertemente para demostrarme su apoyo. Entonces la oí hablar.

-Creo que la máscara se usa cuando estemos en la mascarada, no cuando compartes con tus amigos en el auto ¿No crees Will? – hablo la estúpida de Sam

Quería sacarle los ojos y peor aun quería sacarle los ojos no solo a ella sino que a William también, ¿Cómo podía hacerme esto? ¿Por qué ella? Habiendo tantas chicas lindas en el instituto porque tenía que haber escogido a la estúpida de samanta, yo había confiado en él, le había contado todo acerca de esa chica, sabía que nos llevábamos mal ¿acaso este era su castigo para conmigo? Eloana me salvo del mal rato diciendo que era decisión de cada uno usar o no la máscara a la hora que se le antojara. Asique Sam no volvió a hablar en todo el camino, mientras que las otras tres parejas que estaban ahí se la pasaban de lo mejor yo iba absorta en mis pensamientos, tenia rabia mucha rabia, Caleb sentía la tensión que había a mi alrededor asique tomo mi mano y me apoye en su hombro, era tan apacible estar a su lado.

- Gracias – le susurre al oído.

-De nada preciosa.

Pude ver como William nos miraba de reojo cuando yo estaba apoyada junto a Caleb. Esto me molestaba ¿que se creía? ¿Por qué me miraba después de todas las actitudes horribles que tenia? Lo mejor para ambos seria mantenernos distanciados ya había tenido suficiente por esta noche. Por fin llegamos al instituto la limosina aparco justo en la entrada del gimnasio asique no tuvimos que recorrer todo el patio para poder llegar, Caleb tomo mi mano y bajamos para proceder a entrar al baile. Mientras caminábamos mi mirada se poso en un chico, muy alto y que llevaba una máscara de color negro y rojo, era realmente atrayente, sentía una fuerza magnética frente a aquel chico. Rápido volví mi mirada a Caleb al ver que ese chico misterioso posaba sus ojos en mí.

Todo estaba maravillosamente decorado habían mesas con ponche y pequeños dulces en cada
esquina, un lugar especial para sacar fotos con un fondo de corazón, pequeñas mini estrellas de papel brillante decoraban todo el techo del lugar una esfera gigante en el centro de la pista y el escenario parecía un teatro decorado con cortinas de color rojo y múltiples mascaras colgaban por todo alrededor.

-¿Quieres bailar? – pregunto Caleb.

-Claro.

Me guio de su brazo hasta la pista de baile y empezamos a bailar, me aferre a sus hombros al ver que Sam estaba a nuestro lado a punto de darle un beso a William, él solo me sostuvo delicadamente y empezó a bailar lejos de aquel lugar, estuvimos casi dos horas completas bailando sin parar asique era tiempo de un descanso. Caleb fue por unas bebidas y yo le esperaba sentada en una esquina del gimnasio cuando lo vi otra vez, aquel mismo chico de la entrada estaba ahora en la otra esquina cruzando la pista observándome fijamente entre las sombras. La curiosidad me mataba quería saber quién era y porque me atraía tanto, no me lo pensé ni dos veces y me dirigí hasta el.

Estaba de pie en el centro de la pista de baile con mi magnifico atuendo para la fiesta, todos me observaban yo solo le buscaba, había perdido el contacto visual. De pronto alguien apareció frente a mí con un traje negro, una máscara de color negro y rojo, me observaba posesivamente tomo de mi cintura y empezamos a bailar. Me sentía como en las nueves flotando delicadamente con cada giro que daba junto a mi pareja de baile podía sentir las miradas de todo el mundo pero en ese instante solo éramos él y yo, la canción termino él se esfumo por entre las personas y yo me quede ahí parada esperando que regresara, los mismos sentimientos que me invadían con el ángel destructor me invadían con este chico y la misma pregunta se hacía en mi cabeza ¿Quién
era?

Cuando vi que Caleb aun no regresaba con las bebidas decidí ir a buscar al misterioso chico de la mascarada. Empecé mi búsqueda por las mesas de bebidas, luego por la pista de baile pero no estaba, había perdido las esperanzas cuando lo vi apoyado a la puerta que juntaba el gimnasio con las aulas de clase, entre las sombras me hiso una seña y yo le seguí mi corazón latía desbocado al haberlo visto, a escasos metros de distancia vi que abrió la puerta dirigiéndose al pasillo que conectaba a las aulas lo seguí sin preguntarme porque lo había hecho ahora por fin podría saber el nombre de aquel desconocido. Me pare en seco cuando llegue a una de las escaleras que daba al segundo piso, sentía una extraña presencia detrás de mí. Me gire y ahí estaba observándome con sus posesivos ojos.

-¿Cómo te llamas? – pregunte rápido.

-Eso no importa ahora – contesto.

Me quede en shock, su voz era extrañamente familiar, era la voz del ángel estaba segura de eso. Todo paso muy rápido, me empecé a marear, me sentía confusa entonces él se acerco a mí, me tomo con una mano por la cintura y con la otra acarició mi mejilla. Lo tenía a centímetros de mi, su olor era embriagador tal y como le recordaba su piel se veía tan suave y delicada, los ojos verdes relucían a través de la máscara, sus labios rojos, perfectos mezclados a su frío aliento me hacían desearle cada vez más, mi mente divagaba de lo racional a lo irracional, cada vez perdía más la parte racional. No me resistí no pude ni siquiera decirle que se alejara o pegarle para que me soltara; me beso con la misma pasión que había estado deseando desde el primer momento en que lo vi, su beso sabia a dulzura con una mezcla de peligro, nuestra respiración era una sola su mano se deslizaba desde mi mejilla hasta mi cuello, nos complementábamos como dos piezas de un rompecabezas. Se separo lentamente de mí y se saco la máscara.

-Lo siento Leticia pero no podía más – dijo en su melodiosa voz.

Yo no podía hablar, estaba sumergida en un mar de pensamientos cuando le escuche gritar desde el otro lado del pasillo, era Caleb junto a William y Baltasar. Aquello sí que era raro.

-Hey tú, suéltala! – grito Caleb desde el otro extremo.

-Debo irme, nos vemos el lunes – dijo él. Y se marcho subió las escaleras, se fue sin dejar rastro.

Me quede ahí saboreando mis labios que aun tenían su dulzura y su aroma, estaba tan absorta en ese ángel que ni siquiera me había dado cuenta de cuánto tiempo llevaba fuera del baile, Caleb se acerco y me abrazo con fuerza como si temiese por mí.

-¿Qué sucede? ¿Por qué están tan alterados? – pregunte

-¿Qué te ha hecho? ¿Te ha dañado Leticia? – preguntaron William y Baltasar.

-No, claro que no. Solo… yo solo… estábamos hablando y luego aparecieron ustedes.

No podía decirles todo aquello que me había sucedido ahí, no podía decirles que había sido mi ángel, el mismo de mis sueños y el mismo de mis apariciones de días atrás. Baltasar se preocuparía demasiado si le decía, además él era el único que confiaba en mí ¿Debería decirle? ¿O mejor me quedaba callada? Me sentía fatal, sentía que lo traicionaba, el que había sido el único que había creído en mis delirios pero no podía contarle acerca de mi beso con ese misterioso ser, eso era algo intimo. Suspire. William me lanzo una mirada envenenada, como si hubiese escuchado todo mi dilema interno.

-Creo que lo mejor será que nos vayamos – dijo William serio.

-Sí es lo mejor – hablo Caleb.

-¿Pero qué ha pasado? ¡DIGANME! – les grite.

Todos me miraron con pánico en los ojos y me asuste de ver sus rostros.

-Han encontrado al Sr. Lerner muerto detrás de escenario, todos están muy desconcertados.
Debemos irnos Leticia este lugar puede estar con algún sicópata –dijo Baltasar.

-Me tenias tan preocupado Leticia pensé que algo malo te había sucedido – hablo Caleb mientras me abrazaba.

Cuando nos dirigíamos a la puerta de salida un viento helado se metió por una de las puertas que estaba al otro extremo del pasillo y el miedo empezó a invadirme, me sentía mareada y todo me daba vuelta escuchaba a William diciéndole a Caleb que me sacara pronto de ahí, después de eso todo quedo en Oscuridad.
3 Responses
  1. me gusta .!
    geneal lo qe escribes.!
    te seguire en tu blog.!

    a.Gothic-Vampire.!


  2. Lia Correa Says:

    aiiiiiiiiiiii
    este capitulo fue el que mas me gusto de los 15 cap.. que me leei, y todavia me facinaaaaaaaaaa!!!!!:P lo estava esperando con ansias, ok espero el prox... y tambn espero que pronto lleguemos otra ves al cap... 15 para poder seguir.... wiiiiiiiiiii =D


  3. damaris Says:

    me encanto la historia
    la lei toda, me encanta
    seguro el demonio es el que mato al maestro
    jaja bueno espero el proximio capitulo
    escribie pronto porfa

    besos¡¡¡¡


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