Cap.14: A escondidas.
¿Cómo tu vida tan común puede cambiar en unos cuantos parpadeos? Yo Leticia Camile Bertoglia había estado en un enfrentamiento sacado de una película, mi hermana mayor estuvo a punto de ser asesinada por mi mejor amigo, la persona en la que más confiaba y con quien me sentía segura - ¡Es un Mondragon! ¡Quieren matarte! – Me gritaba mi interior al recordar las palabras de mi hermana – Son tus enemigos – dijo ella, pero ¿como la persona que me ofrecía protección y paz iba a ser mi propio verdugo? La desesperación que sentía en ese momento era gigante, un hueco enorme estaba en mi corazón.

Los nervios empezaron a atacarme temblaba de pies a cabeza podía sentir mi respiración entrecortada tratando de abarcar todo el aire que me fuese posible, me mire en el espejo y pude ver una chica diferente a la que conocía estaba pálida como el papel y mis ojos se mostraban sigilosos como si esperasen que algo más ocurriera, mientras observaba a la nueva Leticia una voz vino a mi cabeza.

-¿Tienes miedo?-

-¡Ah! – grite desesperada.

Pero en ese mismo instante aquella voz se cayó – debe ser solo que estas asustada – me dije a mi misma, no fue así.

-¿Por qué no le crees a tu hermana? ¿Acaso no confías en tu propia familia? – volvió esa voz.

Me quede presa en el silencio, la habitación me daba vueltas y vueltas, me hacía cada vez más pequeña y el corazón me latía desaforado ¿Qué acaso me iba a venir la crisis de pánico justo en este momento?

-Cálmate, controla tus poderes y controla tu mente-

-¿Quién diablos eres? ¿Qué haces en mi cabeza?

-No me conoces pero tengo mucho que ver contigo, soy parte de tu pasado, de tu presente y de tu futuro Leticia Camile Bertoglia, seré tu guía por ahora –

-¿Qué? ¿Mi guía? ¿Quién eres? ¿Por qué te escucho? ¿De qué poderes hablas? ¿Qué me ocurre? – gritaba en mi cabeza.

-Primero ¡Cálmate! No te revelare quien soy o ellos pueden interponerse entre nuestra conexión, Leticia prepárate para ir al instituto, toma la daga que ha dejado Caleb y ve a verlo, debes protegerle a él también, el forma parte de tu pasado, tu presente y tu futuro al igual que Vladimir debes protegerlos a ambos, es esencial que sigas mis órdenes, no le hables a nadie de mí… lamento dejarte con tantas dudas pero es hora de que me valla… - la voz se empezó a extinguir de apoco hasta que ya no pude sentir más aquella presencia.

¿Qué era todo aquello? ¿Por qué decía esas cosas? ¿Qué sabia de Caleb y Vladimir? ¿Quién era? Pensé lentamente las palabras de mi hermana y luego las de aquella voz, sabía que era necesario hablar con Caleb pero también debía obedecer a Emilia ella sabia cosas que yo no, tal vez daría respuestas a mis preguntas al menos a la mayoría pero ¿Y Caleb? ¿Sería tan fácil apartarme de él? ¿Cómo podría mantenerlo alejado de mí si el prácticamente era mi sustento diario?
Necesitaba verlo y seria en este mismo instante, me vestí como pude dentro del pánico que tenia, tome la daga en un pañuelo y la guarde en mi bolso. Baje corriendo las escaleras.

Cuando abrí la puerta para salir de ahí había alguien plantado en el umbral, era un chico muy extraño sobre él llevaba una capa larga que ocultaba todo su cuerpo tal y como lo recordaba la noche en la que vería a Vladimir, me hablo, era la voz del chico de los ojos rojos que había intentado matarme.

-Hola Leticia, veo que nos hemos vuelto a encontrar esto será como quitarle un dulce a un niño, Que triste – hablo con una voz seductora mientras enredaba sus dedos en un mechón de mi cabello que colgaba en la parte derecha de mi rostro.

Estaba helada, tenía miedo, primero la pelea entre mi mejor amigo y mi hermana, y ahora un chico desquiciado que quien sabe que cosas me haría, me va a cortar las tripas o sacar los órganos para venderlos y obtener dinero – ¡No seas tonta! ¡El solo quiere tu sangre, quiere matarte! –Volvió la voz a mi mente – Coge la daga y clávasela en el pecho, es la única forma que tienes de matarlo, la única Leticia.

Tan rápido como me aleje de aquel chico el me tomo por el cuello y me arrastro hacia la pared de la pequeña salita de mi casa, mientras permanecía acorralada llena de pánico podía sentir su mano recorrer mis muñecas como si estuviera palpando un lugar para clavar algo, después en mi cuello, no tenía ni la menor idea de porque tenía que enterrarle el cuchillo pero lo hice, trate de mover mi mano meterla en mi bolsito y sacar la Daga para enterrársela en el corazón, tenía claro que cualquier humano moriría pero como ya lo percibí, el era peligroso y sobre todo no era humano.

En mi intento de apuñalarlo fue como si leyera mis pensamientos y se aparto en el momento exacto que me lanzaba contra él para robarle esa vida miserable que tenía.

-¡Que astuta! Pero no te servirá de nada, todas ustedes, pobres elegidas… todas terminan…
MUERTAS – dijo con la voz fría y calculadora ¿Cómo me había llamado? ¿Todas? ¿Quiénes?

Las preguntas se agolpaban en mi cabeza, deje caer el puñal y comencé a temblar la habitación giraba una y otra vez, el chico se movía de esquina a esquina acercándose cada instante más a mi cuerpo, a mi cuello, a mi sangre.

Pude sentir cuando me tomo entre sus brazos antes de que callera al suelo y me golpeara la cabeza, sentía su tacto frío como el de Vladimir, su respiración, su aroma de peligro, con sus manos palpaba mi cuello, buscando la mejor parte para clavarme un cuchillo y que me desangrara viva o al menos eso pensaba yo. Le oí susurrarme al oído.

-Qué desperdicio, hubieses sido la mejor en nuestro mundo y en nuestras artes, lástima que Lazareto no te tomo y te hiso suya, lástima que vayas a morir en mis colmillos – dijo mientras besaba mi cuello.

-Leticia despierta, vuelve – sentía esa voz en mi cabeza muy lejana casi en un susurro.

-No puedo, no puedo – susurraba tan bajito que apenas era audible al oído humano.

********

No era capaz de abrir los parpados, un grito resonaba en mi cabeza, era la voz de ¿William? - ¡NO! ¡Ella no! – gritaban pero era demasiado tarde, sentía un roce de algo puntiagudo en mi cuello y de pronto el dolor, un dolor punzante e insoportable, una tortura que no era capaz de experimentar nunca en mi corta vida sentiría un dolor igual la sangre salía a borbotones de mi cuello y yo me desvanecía lentamente en las sombras ahogando mi pánico en el dolor interno, mi cuerpo reaccionaba a ese asido que se extendía por mi cabeza, quemándola, torturándola de pronto deje de sentir ese punzón en mi cuello pero no el dolor, me hallaba tendida en la sala de mi casa gritando, de un momento a otro el dolor había agudizado mis sentidos y era consciente de todo.

Eloana estaba a mí lado apartándome el cabello del rostro mientras William clavaba el puñal que pocos minutos atrás yo había dejado caer tan torpemente interrumpida por mis preguntas, se lo clavo directo en el pecho, el chico cayó al piso y se desvaneció, ya no estaba ¿Cómo era posible que se hubiese desvanecido en un abrir y cerrar de ojos? ¿Quiénes eran ellos realmente? ¿Qué hacían en casa? yo no recuerdo haberlos llamado o ¿sí? El dolor no bajaba de intensidad me sentía como si me quemaran viva. No aguante y grite como una loca.

-Eloana ¡duele! ¡Me quema! Ayúdame – gritaba suplicante.

-William ¿Por qué le duele? ¿Qué le ha hecho? – hablaba Eloana desesperada.

-No lo sé, tal vez dejo fluir el veneno- me miraba confuso - ya sabes que él era uno de ellos, puede que le hayan enseñado algún… - dejo la frase inconclusa y me tomo en brazos – debemos llevarla con Camile ella sabrá que hacer, no tenemos mucho tiempo.

-No te preocupes Leticia, William te ayudara, es su trabajo como protector – hablo de nuevo la voz en mi cabeza – solo aliviare el dolor hasta que el llegue con Camile, relájate y confía.

¿Cómo aliviaría el dolor? ¿Qué diablos pasaba? ¿De dónde conocía el nombre de William y Camile? No podía dejar de pensar en las palabras de Emilia y en Caleb, debía hablar con él como fuese pero ese dolor me mataba y empeoraba cada vez más, me retorcía en los brazos de William, no sabía si íbamos en su auto o no, al parecer llevaban las ventanas del auto abajo porque sentía la brisa en mi rostro, esto hacía que el sudor que empezaba a correr por mi frente desapareciera, de pronto el dolor disminuyo un poco ya no era tan agudo como al principio ¿será que ya me está matando el acido? Caí en las sombras y no fui consciente de lo que me ocurría.

Cuando por fin pude abrir mis parpados los sentía pesados y a mi cuerpo muy agotado, parecía una muñeca de trapo tirada en la cama, la piel pálida, los parpados pesados y con grandes ojeras debajo de mis ojos eran como moretones de lo oscuros que estaban me acomode en la cama demasiado grande para mí, estaba en una habitación muy amplia, las paredes eran de un color azul cielo, la cama en la que estaba se hallaba en el centro de la habitación su cabecera quedaba apoyada en la pared contraria a la ventana con grandes cortinas de color azul oscuro que daban la impresión de estar aun en medianoche, un montón de Cd´s se agolpaban en un mueble que hacía de escritorio, al lado de este se hallaba un librero gigante lleno de ejemplares con cubiertas muy antiguas que parecían de colección, una cámara fotográfica de esas que tienen demasiadas cosas como para saber encenderla se apoyaba en la mesita de noche que se encontraba a un costado, en el fondo de la habitación había un telescopio enorme junto a una mecedora y al lado de esta un pequeño mueble con una cajita muy antigua de color azul, se parecía mucho a la que yo tenía en casa - ¡a la de la abuela! – pensé.

Me levante de un brinco quería acercarme a la cajita que se hallaba al otro extremo de la habitación, me maree de inmediato y casi caigo tirada al piso de no ser porque me apoye del respaldar de la cama, espere a que se me pasara esa sensación de desvanecimiento continuando mi trayectoria a la mecedora, con cada paso que me acercaba mi corazón daba un vuelco inesperado, cuando estuve lo suficientemente cerca me senté en la mecedora y tome el pequeño cofre entre mis manos era igual al que yo tenía en casa, los mismos detalles, el mismo color, eran idénticos.

Me quede ahí meciéndome como una niña pequeña, de pronto mire mis muñecas y me di cuenta que llevaba unas vendas en ambas ¿Qué me ocurría? ¿Dónde estaba? Y principalmente ¿Por qué tenía esas vendas? No tenía ganas de pensar asique en vez de ponerme a formular mil preguntas que como siempre no tenían respuestas trate de abrir el cofrecito azul, al principio no cedía, no había forma de abrirlo, hasta que descubrí una pequeña inscripción a lado de lo que parecía ser un nombre pero solo eran las iníciales… S.G.B. después de ver todo eso fue como si por arte de magia la pequeña cajita cediera a mis forcejeos y se abriera, mientras miraba horrorizada lo que se encontraba dentro mi corazón latía desaforado como si se fuese a salir del pecho, estaba el collar de mi abuela, mi collar, el de mi familia que había estado por generaciones y generaciones se encontraba en las manos de un completo desconocido ¿pero como llego hasta sus manos? ¿Qué hace el con ese collar? Lo tome entre mis manos y deje caer el cofre formulando un ruido que me hiso estremecer, rápidamente me levante de ahí para recoger el cofre y dejarlo en su lugar, me sorprendí al ver más secretos guardados ahí dentro junto al collar estaba una foto muy antigua con una hermosa mujer alta, de cabello negro liso – Emilia – susurre – pero sabía que no era ella, a su lado estaba William Lazareto con un traje formal de caballero como los de la época colonial se les veía felices y bellísimos ¿Cómo era posible que fuese William? ¿O era algún antepasado muy parecido a él? ¿Quién era la joven de la foto? ¿Por qué se parecía a Emilia? La tome para darla vuelta, con letra legible y redondeada estaba escrito:

“Para mi amado William que ha traído Luz de Luna a mi vida, que ha complementado el Hielo y el Fuego…” Siempre Tuya, Sophia.

El corazón me latía a mil por hora era ella, Sophia, la mujer que tanto misterio tenía en la vida de William todos me escondía su procedencia y resulta ser que ella era parte de William y el parte de ella ¿pero cómo era posible todo aquello? ¡Cómo William se había enamorado de ella si se supone que deberían estar muertos, ambos! ¿O acaso era otro William? ¿Alguien muy parecido a él? ¿Algún antepasado? – Puede ser - me solté a mi misma – Ella es muy parecida a Emilia quizás el se parezca a su antepasado y por eso le pusieron su mismo nombre ¿no?

Trataba de encontrarle una explicación razonable a todo aquello pero la cabeza me daba tantas vueltas que no era consiente ni siquiera de donde estaba parada, tome lo último que se hallaba depositado en la caja, el puñal. De inmediato pensé en Caleb y recordé que me dirigía a hablar con él en el momento exacto cuando… -¡Oh dios! ¡William, Eloana, ese chico! – las imágenes se agolpaban en mi cabeza dando giros inesperados, llevándome de un lugar a otro como si fuese una visión, sabía que tenía que hablar con ellos y ahora estaba completamente segura de donde estaba, los buscaría y les pediría una explicación; me aproxime a la puerta entreabriéndola pero rápidamente me aleje al escuchar voces, me quede detrás escuchando aquella discusión que tenia encuentro en el pasillo.

-No podemos decirle la verdad, al menos no por ahora – hablo una voz femenina.

-¡Debemos contárselo! No puede quedarse sin la verdad Camile, ella tiene que saber lo que le ha ocurrido y a quienes se enfrenta ¿no es cierto Alistar? – era William quien hablaba ¿Qué pasaba? ¿Discutían por mi culpa?

Estuve a punto de salir de la habitación para pedirles que dejaran su pequeña discusión pero las palabras de Alistar me detuvieron.

-No William, Camile tiene razón ella no puede saber la verdad ¿Cómo crees que reaccionara? Se asustara y saldrá corriendo de aquí no podemos permitir dejar que se valla sabiendo que la están buscando, además revelaríamos nuestra identidad, haría muchas preguntas.

-¡Por favor! – Bramo William – Ya la han atacado dos veces Alistar ¿Cuánto más tendremos que esperar para decirle la verdad? ¿Cuándo ya este muerta?

Me sorprendió la forma en que lo dijo, no era solo una suposición, más bien sonaba como algo afirmativo ¿realmente querían asesinarme? ¿Por qué? ¿Qué hice para que me quieran matar? La angustia estaba en mi pecho sentía que me iba a desintegrar en cualquier minuto cuando escuche su voz.

-No William no la han atacado dos veces, han sido cuatro – era Vladimir quien decía esto con un
remordimiento enorme.

-¡¿Qué?! – dijeron todos sorprendidos.

-La primera vez fui Yo – dijo arrepentido.

William lo tomo por el cuello y lo arrincono en la pared, dándole un puñetazo enorme en el rostro, mientras que Alistar y Baltasar trataban de separarlos. Sus ojos negros revelaban dolor y sufrimiento.

-¿Sabes porque te perdono? ¡Porque eres sangre de mi sangre! Porque por ti hijo mío di la vida y tu madre también, ahora exijo una explicación Vladimir, en este instante – se separo William de aquel chico alto y fornido de ojos verdes relucientes.

¿Qué Vladimir era qué? ¿William? ¡Que! ¿Cómo? ¿Sangre de su sangre? Otra vez mis pensamientos quedaron interrumpidos cuando Vladimir comenzó a hablar, debía escuchar todo muy atentamente me habían revelado demasiadas cosas algunas que no entendía y otras que apenas y era posible pensar de la increíbles que eran ¿Qué acaso tenían alguna poción de eterna juventud o qué?

-Los Valdrack me hicieron beber de ella antes de yo saber quién era ¿recuerdan el sueño? ¿El ángel que ella nombraba y con el cual desvariaba? Dijeron que tenían una misión para mí, no podían descubrirme asique acepte, juro que yo no sabía quién era ella, no tenía ni idea. Cuando me metieron en su sueño yo la vi y era un ángel, era preciosa, tan frágil y delicada. No quise hacerle daño pero si no lo hacia ellos descubrirían que los estábamos traicionando, luego esta lo del fantasma que pusieron en su casa, yo fui quien lo hiso sabía que ella vendría a Baltasar porque él le creía… -entonces su voz se sumió en el silencio, todos se miraban entre sí y William se acerco y lo abrazo.

Nunca habían mostrado tal debilidad en presencia de nadie, ellos estaban tristes ¿por mí? Ahora sí que nada encajaba en su lugar nadie quería responder a mis preguntas y lo peor es que ellos sabían que me ocurría pero no eran capaces de explicármelo.

-Debemos protegerla ahora más que nunca, no podemos dejarla sola en ningún momento – empezó Alistar.

-Por eso no hay que preocuparse, Emilia nos ayudara –

¿Qué hacia mi hermana metida en todo esto? ¡Debía salir ahora de ahí, en este instante! Tenía que hablar con Caleb, Emilia y si era posible en algún momento con todos ellos pero antes iba a ponerme bien, dejar de comportarme como la damisela en peligro y empezar a ser fuerte.

-No puedes irte Leticia, ellos son los únicos que pueden ayudarte frente a lo que se viene – la voz de nuevo.

-¡Que acaso no puedes callarte por un momento! Esto no te incumbe, ni siquiera me has dicho quien eres asique mejor no me agobies y vete – pensé, me olvidaba de la conversación que tenía lugar en el pasillo por haber puesto atención a aquella voz.

-Ella puede ayudarnos ya es uno de nosotros, sabe cosas que nosotros no, acerca de su familia y los Mondragon ¿Sabían acaso que ellos tienen que ver con la orden? ¡Ese Caleb nunca me dio confianza, sabía que se relacionaban con algunos Valdrack pero no que formaban parte de ellos! ¡Maldito mentiroso!

-Debemos alejarlos – decía William.

-¿Crees que Leticia se los va a permitir? ¡Yo ya lo intente! Y Emilia también pero no nos hace caso, imagínense como reaccionara – dijo Vladimir.

-Pero es su hermana debe hacerle caso, ella… - Camile dejo la frase inconclusa, por un instante hubo silencio hasta que volvía a hablar - pero si son hermanas entonces ella también puede ser una elegida, quizás Emilia es a quien buscamos y no Leticia.

Todos se quedaron pensando en la habitación y me quede muda mirando esa situación tan fuera de lo común, cuando por fin volvieron a hablar.

-No Camile, Emilia no es a quien hemos estado esperando, de hecho hay algo que tienen que saber … Leticia no es hija de la señora Bertoglia, ella es prima de Emilia en realidad no son hermanas – dijo Vladimir con la voz apagada.

En ese momento pegue un grito de dolor, el corazón se me quebraba en pedacitos las lagrimas salían de mis ojos como en una noche de lluvia intensa ¿mis padres no eran mis padres?
¡¿Entonces quien era yo?! Se sentían unos pasos acercándose al cuarto, me aparte rápido de la puerta y me lance a la cama para hacerme la dormida, cuando se abrió la puerta pude sentir la voz de William y Vladimir.

-Está dormida.

-¿Crees que escucho algo? – pregunto William.

-No, claramente no o si no estaría histérica, creo que lo mejor será dejarla descansar además debemos irnos, quede de llevarte al lado de Emilia para que se conozcan.

-No, lo mejor será que ella venga yo me quedare cuidando a Leticia.

-¡Como quieras! – bramo Vladimir enojado.

Después de que se fueron me senté en la cama para meditar un poco todo aquello, Primero estaba el hecho de que habían situaciones o cosas que no se me han revelado, secretos y misterios que rodean mi vida y lo peor de todo era que todo el mundo lo sabía menos yo, hasta los recién llegados sabían de la existencia de aquellas cosas y ni siquiera eran parte de mi familia, estaba la llegada de mi hermana que era de lo más extraña, ya no era la misma había cambiado no solo físicamente sino intelectualmente intento matar a mi mejor amigo que por cierto al parecer no era ningún santo como yo pensaba el intento matar a mi propia hermana, cosa que no era tan cierta ya que hace unos minutos atrás me entere de que no era hija de los Bertoglia y Emilia no era mi hermana de sangre ¿De dónde provenía yo? ¿Por qué me habían escondido la verdad? Si no era una Bertoglia ¿Quién era en realidad? Y ahora estaba la peor parte hace dos noches atrás había tenido un encuentro con un chico desquiciado que no solo quiso matarme sino que el día de ayer de veras casi lo consigue, empecé a recordar la forma en que se acercaba a mí, como rosaba sus labios en mi cuello de la misma forma en que Vladimir lo había hecho instantáneamente lleve mis manos a mi cuello y tenía una pequeña cicatriz del lado izquierdo, eran como una picadura de mosquito tan diminuta que apenas era posible sentirla pero la verdad era que eran dos pequeñas cicatrices de repente todas las palabras vinieron como un relámpago - ¡El quiere beber tu sangre! ¡Yo bebí de la sangre de ella! ¡Ellos solo quieren matarte! ¡Lástima que Lazareto no te tomo y te hiso suya, lástima que vayas a morir en mis colmillos! - ¿Colmillos? ¡Colmillos! ¡Oh dios! – los temblores no cesaban y mi mente divagaba en los libros que yo leía hace unos años atrás, las historias que me contaba mi abuela, los mitos y leyendas, estaba en blanco, sentía el sudor correr por mi cara, mi respiración se hacía cada vez mas forzada tratando de que llegara aire suficiente a mis pulmones.

Yo estaba tratando con… ¿Vampiros?


****

P.d: Sorry por el retraso mis niñas pero ahora sera Capi por dos, al rato les subo el Numero 15, bueno y para quienes vengan siguiendo la historia desde que tenia el otro blog, les haviso que nos acercamos al capi 16 !!
3 Responses
  1. Lia Correa Says:

    wiiiiiiiii...
    un cap mas y ya llega el 16 wiiiiii...
    me facina tu historiaaa.....
    y ps no habia podido comentar porque estava de vacaciones y no tenia internet :(
    pero bno ya llegue a mi casa y puedo seuir leyendo y comentando
    cuidate
    Bss
    Linita


  2. Anónimo Says:

    itzel reportandose akiii d nuevo iii
    aaaaaaaaaaaa
    estoiiii
    emocionada!!!
    ya pusiste wiiii


  3. Anónimo Says:

    Angels!

    Hey chicas soy yo! gracias por pasarse por la historia y me alegro que les guste, bueno si me desido mañana les subo el capitulo 16! Se que muxas de ustedes estan expectantes y quieren asesinarme por haverlas exo esperar tanto! jejeje
    pero no Os preocupeis que ya veran que no las dejo tiradas como la vez pasada!

    Suerte a todas! Gracias Itzel, Linita, Briana, Lara, Andrea y a todas las que se pasan continuamente! Disculpen si ay alguna que no nombre pero a veces se me olvidan tantos nombres!

    La quiero chicas! :D


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